International Gramsci Society Newsletter
Number 12 (February, 2002): 28-29
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Francisco Fernández Buey: Leyendo a Gramsci

(Barcelona: El viejo topo, 2001)

Hay varios aspectos de la obra de Antonio Gramsci que todavía pueden ser de mucha utilidad para entender el mundo de hoy y ayudar a cambiarlo. Leyendo a Gramci se ocupa de tres de ellos.

El primero es su idea de lo que podría ser el filósofo democrático a la altura de los tiempos. Gramsci quiso ver en la filosofía de la praxis una herejía de la "religión de la libertad", del liberalismo del sigl XIX y parte del XX. E intuyó que el filósofo democrático y laico del futuro tendría que verse las caras precisamente con la "religión de la libertad" profundizando el sentido de aquella herejía. Algo no muy distinto estaba pensando en Francia, con otro lenguaje pero con una sensibilidad parecida ante la desgracia de las pobres gentes, aquella otra gran solitaria que fue Simone Weil. Y no es casual que los nombres de Antonio Gramsci y Simone Weil aparezcan frecuentemente juntos en la América Latina de hoy cuando se quiere volver a pensar en la liberación de los explotados, de los oprimidos y de los desvalidos.

Uno de los grandes equívocos del cambio de siglo ha sido la aceptación generalizada, sincrítica, de lo que impropiamente se llama "neoliberalismo", que tiene tan poco que ver con el liberalismo histórico como el maquiavelismo con el Maquiavelo histórico o como alguno de los marxismos con el Marx histórico. Esta aceptación generalizada del "neoliberalismo" está creando en nuestras sociedades tanta confusión que la palabra misma "libertad" corre el riesgo de convertirse en un concepto deshonrado, de tan identificada como está con la libertad de mercado y la libre circulación de mercancías mientras se impide el libre movimiento de los seres humanos que se ven obligados a emigrar. La única mercancía a la que se niega la libertad de circulación es hoy en día justamente "la mercancía" en que, según Marx, había convertido el capitalismo al ser humano.

El que esto se esté haciendo precisamente en nombre del "liberalismo" revaloriza la reflexión de Gramsci, en sus últimos cuadernos de la cárcel, sobre el filósofo laico y democrático en diálogo crítico con la "religión de la libertad". Aquellas notas suyas eran también tentativas, de "primera aproximación", pero, en su brevedad y fragmentariedad, hay alguna sugerencia que nos ayudaría en el presente a dar un nuevo valor a la palabra libertad. Desde luego, prolongando la intención herética, por seguir hablando como Gramsci y con Gramsci. Lo cual obligaría a sacudir la modorra mental, a realizar un esfuerzo intelectual para llamar a las cosas que recubre el rótulo "neoliberalismo" por su verdadero nombre: capitalismo que no sólo mercantiliza y explota al ser humano, como hacía en la época de Gramsci, sino que especula con lo que el trabajador produce, [END PAGE 28] metamorfosea estos productos en valores bursátiles contagiando la especulación a los trabajadores mismos y esclaviza o prostituye a la población sobrante, a todos aquellos, niñas, niños, mujeres y varones, que no caben ya en la regulación legal de la división internacional del trabajo en el Imperio. En vez de ver en el "neoliberalismo" una mera prolongación del liberalismo histórico, esta otra caracterización de las cosas, de lo que hay en el mundo globalizado, facilitaría seguramente un diálogo fructífero con los herederos del liberalismo histórico que, como Piero Gobetti, el editor de "La revolución liberal", supieron apreciar el pensamiento y la acción de Antonio Gramsci, y, a través de ellos, con todos aquellos liberales de verdad que descubrieron hace ya tiempo que en este mundo hay que ser algo más que liberales.

El segundo aspecto del que se ocupa Leyendo a Gramsci es su lectura de Maquiavelo y la comparación que estableció entre marxismo y maquiavelismo. De esta lectura se puede derivar hoy una revalorización de la política en su acepción más noble, una concepción de la política como ética de lo colectivo. Una idea, por tanto, que, sin echar la ética por la borda, permite distinguir con claridad entre lo que es un partido político y lo que son mafias o sectas, entre política (propiamente dicha) y delito.

El tercer motivo es la reflexión gramsciana sobre la lengua y los lenguajes en su relación con la política. Gramsci fue un filólogo que dejó la filología académica por la política revolucionaria, pero que nunca olvidó su formación filológica. Esta combinación produjo uno de los marxismos más originales del siglo XX, un marxismo atento a la dimensión prepolítica, cultural, de las luchas entre las clases sociales y sensible a la dialéctica existente entre internacionalismo y persistencia de los sentimientos nacionales.

De esas tres cosas y del hombre Gramsci, es decir, de la tragedia del revolucionario que reflexiona sobre lo público y lo privado en las cárceles mussolinianas, trata este libro. Un libro que pretende interesar por la vida y la obra de Antonio Gramsci a todos aquellos que en el "mundo grande y terrible" de la globalización siguen dando importancia a la ética de la resistencia. En el ensayo titulado "Amor y revolución" Fernández Buey propone una hipótesis interpretativa de la tragedia del hombre Gramsci que se inspira en el celebre poema de Bertolt Brecht "A los por nacer". Esta hipótesis, sin infravolar las complicaciones políticas, pone el acento en la dificultad de la educación sentimental en la lucha revolucionaria de los años veinte y treinta y al "peso desequilibrante del cerebro" en las vidas de Antonio Gramsci y Julia Schucht.

Francisco Fernández Buey es catedrático de filosofía política en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Viene trabajando sobre la obra de Gramsci desde los años sesenta y es miembro de la International Gramsci Society desde su fundación. Ha editado Actualidad del pensamiento político de Gramsci (Barcelona, 1977) y ha traducido las cartas de Antonio Gramsci a Julia Schucht (Barcelona, 1989). Entre sus publicaciones anteriores descatan: Ensayos sobre Gramsci (Barcelona, 1978) y, en volúmenes colectivos, "Gramsci in Spagna" (Roma, Laterza, 1995) y "La politica come etica del collettivo" (Roma, Editori Riuniti, 1999). [END PAGE 29]
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